Netflix: cocaína y poder

Netflix
El marketing es una ciencia comercial, queda demostrado que tras aplicar ciertos principios, se consiguen ciertos resultados. Es por eso que el marketing avanza al ritmo que marca la sociedad, permitiendo que nuestros cerebros asimilen día a día nuevas formas de comunicación comercial, para que compremos uno u otro producto.
Observamos la publicidad como una herramienta del marketing. Todo para llegar a múltiples objetivos mediante un solo anuncio. El anuncio se configura dentro de los parámetros de la estrategia de la marca que se anuncia, adecuado al publico al que se dirige y conforme al presupuesto del que se dispone. Es difícil realizar un buen anuncio si no se disponen de esos tres elementos. Independientemente de la creatividad y de lo bonito que sea. Cualquier cosa que pongas en el papel o en el vídeo, aunque sea un blanco sobre blanco… Se podría llamar creatividad, porque entra en lo subjetivo.
Pero hay una parte elemental en cualquier anuncio, porque influye directamente en la consecuencia que tiene para la marca que se quiere anunciar. Hablamos de la idoneidad de la temática, de la legalidad y de la ética.
Apelar al deseo de poder que todos tenemos dentro de nosotros mismos es algo interesante a la hora de conquistar la atención de quienes pasan por un determinado lugar y sienten la fuerza de tu anuncio, reciben el impacto de tu producto (en este caso una serie de poderosos narcos) e inmediatamente sienten el deseo aspiracional de convertirse «en» o de conocer su historia. Hasta aquí es algo lógico y normal, que ocurre con el cachas de la coca-cola y con el futbolista de turno. Pero lo que no es de recibo es fomentar la idea de que la cocaína es algo banal.

Netflix: Pablo Escobar en la Puerta del Sol

Poner la cara de Pablo Escobar en la Puerta del Sol, con un mensaje que reza «Oh, blanca Navidad» es una imprudencia tan grave que debería ser estudiada por el Ayuntamiento de Madrid, que a fin de cuentas autoriza ciertas acciones especiales, como lo es una lona que cubre un edificio entero en el centro mismo de la ciudad. Yo no creo que a Netflix le apetezca fomentar el consumo de cocaína entre los jóvenes españoles, pero lo está haciendo. No puedes edulcorar el mensaje de que la droga mata, simplemente por ganar audiencia.
España no puede permitirse seguir siendo de los primeros en consumo de cocaína a nivel mundial, por eso han de perseguirse estas acciones en la vía pública. Si alguien quiere dejar que su hijo vea Narcos, me parece perfecto, para eso están los padres, para decidir. Pero en el espacio público, a la vista de todos, sin que yo pueda proteger a mi hijo, salvo que le condene a no ir al Centro de Madrid, no. Que una empresa se lucre a costa de hacer gracietas sobre la cocaína y la Navidad no es aceptable, lo siento, no en España.
No estamos para tonterías, debemos exigir de las marcas un compromiso con la salud y la prevención de las adicciones. La mayoría lo hace, pero parece que Netflix se considera su propio personaje y decide que aquí la Ley son ellos, «plomo o plata» señores.

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